Cuando los rayos del sol atraviesan las hojas de los árboles en San Antonio Palopó, Olga Chaclán camina hacia el macrotúnel que construyó su esposo, en donde tiene la siembra de tomate cuyos frutos son parte de su alimentación y del sustento diario de su familia.
La falta de agua es un problema, por lo que cada mañana revisa en su huerto que los tomates estén hidratados y sanos. La cosecha la obtiene cada tres meses, separa lo que consume su familia y el excedente lo intercambia por otros productos y, en ocasiones, los vende en el mercado local.
Historias como la de Olga se replican en los hogares de San Antonio Palopó, cuyas necesidades fueron escuchadas por la viceministra de Seguridad Alimentaria y Nutricional, Klemen Gamboa, quien visitó el lugar y conversó con las agricultoras.