Uno de los sistemas de riego más utilizados es el de aspersión, el cual tiene varias características que favorecen el óptimo desarrollo de los cultivos.
Este método dosifica el agua en forma de lluvia, es decir a través de múltiples gotas, y se asemeja al modo natural en el que el medio ambiente realiza la función de hidratar el suelo y las plantas.
El riego por aspersión funciona básicamente de la siguiente forma: el agua con el que se riegan los cultivos se recoge automáticamente desde un pozo, río, embalse, etc. El líquido se almacena en un reservorio o depósito construido para el mismo fin, puede ser subterráneo o no.
Luego se realiza la instalación del sistema de riego en función a la situación del terreno; puede ser por gravedad, si la zona a regar está en un nivel inferior al depósito de agua, o bien por bombeo, si el terreno está en una cota superior.
Una de las principales ventajas del riego por aspersión es que el consumo de agua es mejor que en otros sistemas, como el de inundación, ya que puede ajustarse la dosificación del vital líquido.
Otras características son: la adaptabilidad a terrenos como colinas y la utilización de energía para que operen los sistemas de bombeo y aspersores.
Con un adecuado manejo y mantenimiento, este sistema puede contribuir al desarrollo sostenible del sector agrícola en Guatemala.