Inició en La Antigua Guatemala, Sacatepéquez, el taller «Uso sostenible de la agrobiodiversidad en comunidades indígenas y campesinas de Centroamérica: Una estrategia para la seguridad alimentaria y adaptación climática», cuyo objetivo es la elaboración de una estrategia de ampliación y un plan de integración para los próximos 10 años.
La actividad fue organizada por el Fondo de Distribución de Beneficios (BSF por sus siglas en inglés) y la Secretaría del Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA), de la FAO, en colaboración con la Asociación de Organizaciones de los Cuchumatanes (ASOCUCH).
Esta actividad marcó el inicio de la segunda fase del proyecto, que tiene el mismo nombre del taller, en el cual la ASOCUCH fue seleccionada para implementar esta fase del proyecto, con financiamiento del fondo de distribución de beneficios del TIRFAA.
Al finalizar la primera fase del proyecto, se reconoció el trabajo realizado por su rendimiento al incorporar innovaciones técnicas e institucionales, que beneficiaron significativamente a las y los agricultores. En esta segunda fase del proyecto tiene una duración de 36 meses e involucra a cuatro países: Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Son priorizados cuatro cultivos fundamentales: maíz, frijol, papa y sorgo. Se espera que este proyecto tenga un impacto positivo en los medios de vida de aproximadamente 16 mil familias, pertenecientes a 58 organizaciones de agricultores, distribuidas en 12 departamentos, 28 municipios y 135 aldeas de los cuatro países participantes.
La Dirección de Fitozoogenética y Recursos Nativos del Viceministerio de Sanidad Agropecuaria y Regulaciones (VISAR), desempeña un rol fundamental en este proyecto al garantizar el registro y la certificación de semillas. Además, coordina la aplicación y promoción de normas para el uso y conservación de los recursos fitozoogenéticos y nativos.
Esta iniciativa liderada por ASOCUCH, refleja el compromiso de las instituciones y los países participantes en promover prácticas agrícolas sostenibles, fortaleciendo así la seguridad alimentaria y la adaptación climática en la región centroamericana.