El fruto de la pasiflora es el maracuyá y también se le conoce como la planta de pasión, no porque tenga propiedades afrodisiacas, sino porque los conquistadores ibéricos asociaron la forma de su flor a la pasión de Cristo, especialmente a la crucifixión.
Esta planta tiene un tamaño promedio de cinco centímetros y un peso que puede alcanzar hasta 40 gramos. Su piel, resistente y gruesa, protege una pulpa jugosa y ácida, rica en semillas. Esta pulpa es utilizada en jugos, postres y salsas, convirtiéndose en un ingrediente muy valorado en diversas recetas, tanto en Guatemala como en el extranjero.
Además de su uso en jugos y postres, el maracuyá se ha popularizado en la gastronomía por su versatilidad en platos salados y cócteles. La pulpa es apreciada por su aroma intenso y su capacidad para añadir un toque exótico a las recetas.
En términos de cultivo, el maracuyá es una planta trepadora que requiere climas cálidos y húmedos para desarrollarse adecuadamente. La demanda internacional de esta fruta se incrementó en los últimos años, debido a su sabor característico y sus propiedades saludables, promoviendo su exportación (JB/ea).