Crear un ambiente controlado que favorece el crecimiento de las plantas es el objetivo de los invernaderos, los cuales con ello ofrecen numerosos beneficios para la agricultura. En ellos se puede lograr la regulación de factores como la temperatura, humedad y luz, lo que mejora el rendimiento de los cultivos, incluso en condiciones climáticas desfavorables.
Además, protegen a las plantas de plagas, enfermedades y condiciones extremas como heladas o sequías, lo que reduce la necesidad del uso de pesticidas y garantiza una cosecha más segura y sostenible.
Otro beneficio clave es que con ellos se puede extender la temporada de cultivo, permitiendo que los agricultores cultiven durante todo el año, lo cual aumenta la productividad, optimiza el uso del espacio y reduce la dependencia de los cambios estacionales.
Al ser los invernaderos más eficientes en el uso de agua y recursos, ello contribuye a una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente (JB/ea).