Ampliamente utilizadas en Guatemala, las barreras vivas consisten en la siembra de plantas en hileras, a lo largo de curvas de nivel en terrenos inclinados, sembradas con el propósito de evitar la erosión de los terrenos.
Estas barreras son una estrategia agroecológica, generalmente compuestas por árboles, arbustos o gramíneas, que logran disminuir la velocidad del agua de escorrentía durante las lluvias intensas. Además, retienen materia orgánica y nutrientes, mejorando la fertilidad del suelo y promueven una mayor productividad agrícola.
Son de gran utilidad especialmente en zonas montañosas y rurales, en las cuales la degradación del suelo es un problema recurrente. Más allá de la conservación del suelo, las barreras vivas proporcionan múltiples beneficios adicionales.
Actúan como cortavientos y ello protege los cultivos de daños mecánicos. También contribuyen a la biodiversidad, al ofrecer hábitats para fauna y flora local. Son una fuente de leña, forraje y materiales para cercas, lo cual genera beneficios económicos y ecológicos en las comunidades rurales.
De esta manera, las barreras vivas se integran de manera sostenible en los sistemas agroforestales del país y cada vez son más utilizadas (JB/ea).
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