El cultivo de rosas requiere de un ambiente adecuado y cuidados específicos, pues así se consiguen flores saludables y de buena calidad. Las rosas necesitan un suelo bien drenado, rico en materia orgánica y ligeramente ácido.

La exposición a la luz solar directa, idealmente entre 6 y 8 horas al día, es crucial para su crecimiento óptimo. Antes de plantar, es importante elegir un lugar con buena circulación de aire para prevenir enfermedades como el moho. Es fundamental aplicar tratamientos preventivos contra plagas y enfermedades comunes de estas plantas.

Deben ser fertilizadas con nitrógeno, fósforo y potasio. Su riego debe ser profundo y evitar el exceso de agua, porque las raíces se pudren si el suelo se satura. Las podas regulares ayudan a mantener la forma de la planta y promueven el crecimiento de nuevas ramas y flores (JB/ea).