La canela es una especie muy apreciada por su aroma y sabor, la cual proviene de oriente, cuyo origen se remonta a Sri Lanka y la India. Cuando se habla del cultivo de esta, se hace referencia a la producción de la corteza del árbol Cinnamomum, especialmente de las especies Cinnamomum zeylanicum o Cinnamomum verum.
El árbol, también llamado canelo, requiere condiciones específicas para prosperar y se desarrolla en las regiones tropicales.
Necesita de un buen clima y suelo para su crecimiento, por ello se da en climas tropicales o subtropicales húmedos. Requiere de riego o de lluvia constante y se cultiva desde el nivel del mar hasta los mil metros de altitud. Prefiere suelos bien drenados, ricos en materia orgánica, con un pH entre 5.5 y 6.5.
La plantación se realiza mediante semillas o esquejes. Las semillas deben plantarse poco después de cosecharlas para garantizar una buena germinación, se recomienda un espacio de 3×3 metros entre los árboles. Una poda regular es esencial para estimular el crecimiento de brotes jóvenes, que producen la mejor calidad de corteza.
Se deben aplicar fertilizantes ricos en nitrógeno, fósforo y potasio para mejorar el rendimiento. El compost es un buen abono. La primera cosecha se alcanza a los dos o tres años de la plantación. La corteza se extrae de las ramas jóvenes. Primero, se corta la rama, se raspa para eliminar la capa externa y luego se retira la corteza interna, que se enrolla al secarse.
La canela se utiliza en la fabricación de aceites esenciales y en medicina natural. Es un cultivo rentable, debido a su alta demanda en la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica (JG/ea).