La cosecha de tomate es un proceso clave en la agricultura, que se realiza en diferentes épocas del año, de acuerdo con el clima de la región y el tipo de cultivo, en campo abierto o en invernaderos. Los tomates requieren condiciones óptimas de temperatura y humedad para desarrollarse adecuadamente, por lo que la planificación del riego y la fertilización son esenciales.

La recolección se realiza cuando el fruto alcanza su punto de maduración, lo que garantiza el mejor sabor y calidad para el mercado, aunque en algunos casos se cosechan un poco antes para facilitar su transporte sin que se dañen.

En los últimos años, en el rendimiento de la cosecha de tomate han influido diversos factores como el cambio climático, plagas y enfermedades. Esto ha llevado a que los agricultores a adoptar tecnologías más eficientes y resistentes. Los avances en variedades híbridas y el uso de invernaderos permiten mayor estabilidad en la producción, pero impactan en los costos de producción y las fluctuaciones en los precios del mercado. La cosecha de tomate es una actividad fundamental para la cadena alimentaria global, dado su alto consumo y versatilidad en la cocina.