Aunque el ecosistema del tul dentro del lago de Atitlán ha sido afectado por la acción humana, los fenómenos climáticos y la variación del nivel del agua, sigue siendo un aporte valioso para la oxigenación y conservación de dicha fuente de agua.
Así lo indica el estudio de la calidad del agua “Macro invertebrados como bioindicadores de la calidad del agua del ecosistema del tul, en el lago de Atitlán”, que muestra que esta planta regula y reduce la temperatura del agua, ayuda a la reducción de cianobacterias y contiene concentraciones de oxígeno disuelto.
La investigación fue desarrollada por el Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (MAGA), por medio la Agencia Municipal de Extensión Rural (AMER), de Santa Catarina Palopó, con el apoyo de la Autoridad para el Manejo Sustentable del lago de Atitlán (Amsclae) y el Centro de Estudios Atitlán, de la Universidad del Valle de Guatemala.
El tul es una medida de mitigación al cambio climático y ayuda a la conservación de los diferentes ecosistemas del reservorio. Disminuye el impacto del nitrógeno y fósforo que ingresan al lago, pues lo utiliza para su propio crecimiento.
Se impulsa en las comunidades su siembra, pues también es un refugio de especies, se utiliza para fabricar artesanías y es una barrera natural contra la basura.
Estos estudios constituyen una base técnica y científica de la relación del ecosistema del tul y la calidad de agua, con los cuales se planifican y trazan estrategias de conservación para un desarrollo sostenible.
Conozca a continuación el estudio realizado.