Debido a su adaptación a las condiciones climáticas del altiplano y a las áreas con temperaturas moderadas, el cultivo de lavanda ha ganado popularidad. Esta es una planta que requiere suelos bien drenados y una adecuada exposición al sol, la cual prospera en regiones con altitudes que van de los 800 a los 2000 metros sobre el nivel del mar.

Además, la creciente demanda de aceites esenciales y productos derivados, ha incentivado la producción local, con enfoque en técnicas sostenibles y orgánicas. Los agricultores guatemaltecos han adoptado prácticas como la rotación de cultivos y el uso de fertilizantes naturales para optimizar la calidad del producto.

Este cultivo tiene el potencial de diversificar la agricultura en el país y mejorar los ingresos de las comunidades rurales, ya que es apreciado para la obtención de esencias, aromatizantes y también tiene usos medicinales y como condimento (JB/ea).