Las sustancias derivadas de plantas, minerales o microorganismos que se utilizan para controlar plagas agrícolas, sin recurrir a químicos sintéticos, son los llamados insecticidas naturales. Estos significan una alternativa sostenible y ecológica, que protege los cultivos mientras minimiza el impacto ambiental y los riesgos para la salud humana.
Por su naturaleza, no contaminan suelos ni aguas, se descomponen más rápidamente, cumpliendo con los estándares de producción orgánica. Además, son seguros para los consumidores y también para los insectos polinizadores, como las abejas.
Los insecticidas naturales son una herramienta eficaz y sostenible para el manejo de plagas en la agricultura, especialmente en sistemas de producción orgánica o agroecológica. Combinados con prácticas como la rotación de cultivos y el control biológico, ayudan a mantener un equilibrio ecológico en los cultivos (JG/ea).
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