Debido a su creciente demanda, tanto en el mercado nacional como internacional, así como por sus propiedades medicinales, nutricionales y cosméticas, el cultivo de cúrcuma ha ganado popularidad en Guatemala.
Esta planta se adapta bien a climas tropicales y subtropicales, lo que favorece su desarrollo en las regiones como la costa sur y áreas montañosas bajas país. Se cultiva principalmente de forma orgánica, aprovechando las condiciones naturales del suelo y el clima guatemalteco, lo que aumenta su valor en mercados especializados.
Este es un cultivo que requiere de un manejo cuidadoso del suelo, así como un buen control de plagas y enfermedades. Prospera en suelos bien drenados, ricos en materia orgánica y libres de malezas. La cosecha se realiza entre los ocho y diez meses después de la siembra.
Con el apoyo de programas de agricultura sostenible, el cultivo de cúrcuma podría representar una fuente importante de ingresos para pequeños y medianos productores, contribuyendo a la diversificación agrícola del país (JB/ea).