Mujeres emprendedoras.
Altas montañas, cielos despejados y un paisaje lleno de vegetación, son algunas de las características del municipio de Comitancillo, en el departamento de San Marcos, muy cerca de la frontera con México. En este sector, se encuentra la Aldea Tui Zac Já, que traducido del idioma maya Mam significa, Casa Nueva. Es es una comunidad que se dedica principalmente a la agricultura.
Las oportunidades de desarrollo, han sido escazas, especialmente para las mujeres. “Desde pequeña mis papás no pudieron ponerme a estudiar, solo a los hombres, por lo que no pude ir a la escuela, hasta ahora de grande”, relata doña Sebastiana Ramírez Vásquez, quien es la promotora del Centro de Aprendizaje para el Desarrollo Rural (CADER), que impulsa el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), como parte del Programa de Agricultura Familiar.
Doña Sebastiana es maya hablante Mam y entiende muy poco el castellano, pero gracias a su entusiasmo y dedicación, logró integrarse a un grupo de alfabetización y aprendió a leer y escribir, lo que permitió participar de las recientes capacitaciones que el MAGA realiza en todo el departamento.
“No entiendo mucho el castellano – dijo en su idioma natal – pero después de las capacitaciones, vine a dar al grupo de mujeres lo que aprendí. Hablando con las demás señoras, empezamos a construir con nuestras propias manos un invernadero para sembrar tomate. No teníamos bomba para fumigar, solo unas cubetas para regar las plantas”, indicó Sebastiana.
Frente a las necesidades, 23 mujeres del CADER “Tui Zac Já” (Casa Nueva), se organizaron para ayudar con el sostenimiento del hogar. Todas buscaron recursos económicos y lograron reunir Q20,000.00 necesarios para la construcción del lugar que hoy conocen como su invernadero.
El esfuerzo del trabajo organizado entre agricutores y extesionistas del MAGA, ya produce sus frutos. “Logramos vender 36 quintales de tomate, listo para ser consumido en las escuelas primarias de los alrededores. Entre todas pagamos los a diferentes personas que nos prestaron el dinero y ahora el negocio es propio”.
El ejemplo del CADER Casa Nueva, está motivando a muchas personas en la comunidad y como parte del compromiso asumido, en poco tiempo van a realizar una serie de réplicas de las capacitaciones recibidas, de tal manera que ahora ellas, compartirán sus conocimientos y experiencias con otras mujeres de comunidades cercanas para que hagan lo mismo.
En 2018 ya levantaron la segunda cosecha de tomate y luego de ello ayudarán a construir otro invernadero para un grupo de mujeres que las buscó para que las asesoraran en todo el proceso productivo y organizativo.
“Seguimos luchando por entender lo que aprendo en las capacitaciones, tengo dos hijos que los mandé a estudiar, porque no quiero que ellos sufran lo que yo viví, sin saber leer y escribir. Lo bueno es que tenemos el apoyo de los esposos, así la ganacia de la segunda cosecha será para distribuirla entre todas y así comprar cosas para nuestros hogares”, concluyó Sebastiana.
El MAGA dentro del Programa de Agricultura Familiar, con el apoyo de la Unión Europea, impulsa iniciativas encaminadas a fortalecer grupos de agricultores organizados, liderados especialmente por mujeres como Sebastiana.